martes, 5 de abril de 2011

Notas sobre el monje de la camisa color uva (2)


No hace mucho Nacha me pidió que no le mandase más mails en la noche.
Voy a hablar de un posible rasgo esquizoide en mi hermana; rasgo que desde que Jorge cumplió los 17 llovió sobre todos nosotros.
Creo que todo empezó un día de febrero- febrero es un mes violento, tiene que ver con lo escolar; hay muchas amenazas de suicidios.- viajábamos en colectivo (un 15 de febrero para ser precisos, sin llegar a precisión de relojero) cuando un muchachito gordo, de uniforme verde (colegio alemán.) le dijo a su madre:
"mamá, me llevé ocho (materias) pero si me decís algo me suicido". Entonces mi hermano que iba sentado al lado mío se puso a vibrar.
Era algo que siempre le pasaba en los trenes, nunca en los colectivos, pero esa vez.
Se puso de pie y dijo algo acerca del suicidio, o de la muerte. No sé que dijo, pero era una frase de sueño en la que no son importantes las palabras.
La cosa es que sospecho que el gordito rindió las ocho materias. Estoy seguro.
Incluso de que no dejó previas.
Jorge hablaba como predicador, como testigo de Jehová. El simpatizaba con ese movimiento. Pero dejemos esto de lado por el momento.
La locura llovía en casa por esos días.
Por esa época apareció la frase de Jorge: Dios crea el mundo cada día. Era raro, extraño y ¿porque no? duro.
LEVANTARSE.

Quiero recordar lo que sucedió hace unos días y después volver atrás unos años. Hace algunos días -ya meses- Nacha me pidió "encarecidamente" que no le enviase mas correos electrónicos durante la madrugada.
A las once ella apaga su computadora (De escritorio) (A pesar de su vestimenta y de que para los taxis a la perfección, no usa notebook).
Una vez que apaga la computadora se acuesta a leer apuntes de su carrera; libros, novelas.
Ella lee siempre los mismo libros: La iliada, La Odisea, La Eneida, una y otra vez esos tres libros, también algunas tragedias griegas. Generalmente esa de Esquilo en la que van a buscar a cierto soldado necesario a una isla.
Una vez que se acuesta, los mails que uno le envía (dice ella) no le llegan a la maquina sino al cuerpo. Dijo:
"Si me mandás mails (de madrugada) se me pegan como pequeñas calcos. Etiquetas, figuritas, a la piel de la espalda." (Los míos se le pegan a la espalda, pero seguramente los de los novios, amantes, etc. se le pegan a los pechos).
Odia tener que levantarse en plena madrugada porque ya no soporta los correos. Los mensajes en el cuerpo. Odia tener que levantarse; esperar a que la maquina cargue y por lo menos hojear u ojear los mails.
Insulta a las cadenas, a las estupidas alegorías. Estupidas y vulgares alegorías. Las malas tarjetas que usan las mismas frases y los mismos dibujos de las tarjetas de Jorge. Pero las palabras en Jorge tienen el peso de las palabras de los sueños. Dicen algo... inefable (?).
Cuando Nacha me llamó para decirme eso, pensé que me estaba hablando en metáfora. Fue un llamado a las cuatro de la madrugada. Hora en que sólo nos contamos cuentos. "Mirá lo que me mandó este h.d.p" dijo y me leyó una alegoría barata. Algo similar al cuento de la hormiga y la cigarra (chicharra en nuestra región).
Te pido por favor, me dijo después, que no me mandes correos nocturnos. ENCARECIDAMENTE. Explicó porqué.

Mientras me hablaba me acordé de la vez que se negaba a matar una cucaracha.
Si dijera las razones que ponía para que no se cometa el crimen la cosa podría malinterpretarse. Las palabras de esa Ignacia de ocho años, eran, como ya dije de Jorge, las palabras de los sueños.
Mi hermana decía que la cucaracha que estaba en la pared blanca de la pieza de mamá, podría ser papá o su amiguita internada. Rocío; su amiga estaba internada, bien cuidada pero bastante grave.
No hablaba del valor de la cucaracha ni de que la cucaracha podría ser reencarnación del abuelo, etc. Hablaba de algo diferente.
Tal vez -y esto no es nada agradable- la cucaracha estaba teniendo cría.
Hubo una discusión a la luz amarilla de la pieza, la única encendida en toda la casa. El resto era una pecera.
Papá venía en camino por la ruta, Rocío estaba bien cuidada. ¿Porque no matar a esa cucaracha?
Hay una tarjeta de mi hermano que representa la escena: una niña abre los brazos bajo una noche celta, intentando defender a una cabrita.

Mi hermana dormía destapada sobre la ropa de cama. Y ahora, mientras escribo, veo a Jorge parado en el umbral de la puerta de la pieza de Nacha. Él nota (descubre) que el mundo- además de ser un potente vomitivo- también es un mundo de tarjeta. Existen estas especies (digámoslo alevosamente) de milagros. Estás postales de niños durmiendo iluminados por la luna, por la acuosa luz de la luna, usando las manos como almohada, sobre la cama prolijamente hecha.
Tal vez después de aquella visión mi hermano haya decidido usar camisa uva.
Tornarse el monje de la camisa uva y dedicarse a la confección de tarjetas.

El mundo es un potente vomitivo/ pero también es un lugar:/ el lugar en que una niña puede dormir/ ovillada/ sobre una cama sin destender/ con las manitos por almohada.

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