miércoles, 13 de abril de 2011

Nota sobre una lata de conserva


A los 14 abandoné la escuela, estaba en segundo y la abandoné. En vez de ir a la escuela me buscaba algún lugar tranquilo, casi siempre el museo Alcorta. Me llevaba una lata de conserva: jardinera, arvejas y una botella de agua mineral. Papá y mamá estuvieron juntos durante 25 largos (largos) años, pero en ese tiempo se separaron varias veces, durante parte de ese año estuvieron separados, a mi no me molestaba, al contrario. Lo malo es que me habían culpado y me lo tiraban en cara. Así que en lugar de ir a la escuela me iba por ahí, abajo de algún ombú, o al museo. Me sentaba a comer jardinera. No me importaba que en la mochila no hubiera lapicera ni hojas, ni carpetas, pero no podía faltarme el abrelatas y la cuchara. Disfrutaba mucho esos momentos, me sentía compensado por todo lo que me decían en casa. Mis papás no eran malos, pero se mataban y con mi hermana la ligábamos de rebote.
Una que otra vez me fui a lugares alejados, nunca tuve inconvenientes con nadie, nunca. Me gustaba sentirme como una especie de ciruja norteamericano.
Me acordé de esto cuando estaba por abrir la lata que dejé sobre la mesa y quise venir a escribirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario