lunes, 14 de febrero de 2011

1

Lucas y Alberto veían el movimiento del boliche.
- Mirá a esas dos- dijo Lucas.
- ¿cuales?
- esas. ¿Son dos minas o dos tipos?
Lucas se encogió de hombros.
- mirá lo que es mi antebrazo.
Al rato se acercaron a las dos chicas. Las miraron como se mira a un coche que se va a comprar. Un hombre se acercó, al ver a las dos chicas se dio una palmada en la frente.
- ¡que flash!- dijo. Tenía unos 55 años, llevaba visera y una remera con una ola estampada. Se acercó y le habló al oído a una de las chicas.
Alberto señaló al hombre.
- ¿que hace acá?
- ¿que hacés acá?- preguntó Lucas.
- me chamuyaron con que tocaba Leo García- dijo el hombre.- que tocaba acá. Siempre toca en boliches gay, y a mi no me va eso.
- me lo llevo a casa- dijo Lucas.
- pero si no hace nada malo- dijo Alberto.
El hombre ofreció cerveza a Alberto.
- vos sos un amigo.
- estás muy en pedo, papá- dijo Lucas.
- no me toques- dijo el hombre- ¿que soy, tu hijo? Yo estuve en Malvinas.
- así es la cosa- dijo Alberto a Lucas- primero nos cuidan ellos, después se da vuelta.
- anoche soñé que le pegaba un itacazo.- dijo Lucas- le pateaba la puerta de su pieza, lo tiraba a la cama y le metía un buraco en la panza.
Y después le dijo al padre:
- dale, papá, ¡vamos!
- ¿los tres solos? vamos a parecer putos.

Lucas bajó a comprar cigarrillos al autoservicio. Alberto lo miraba ir y venir por las góndolas. Al lado del Senda paró una camioneta Ford.
- ¿sabés que a esas las tiraban desde un helicóptero?- dijo el hombre. todavía era de noche y el asiento trasero del coche estaba oscuro. Alberto no prestó atención.
- ¡que olor a podrido, men!
- ¿qué?- preguntó Alberto.
- quiero irme a la costa.- dijo el hombre- Con una pendeja.
Alberto se rascó el mentón. ¿A que parte?
- a Gesell.
- a Gesell, bien.


En el collage, que estaba en el buzón del departamento de Luis (así se llamaba el hombre) había un hombre que era remontado como un barrilete, por una jauría de perros, pero eran perros de razas chicas. Con letras de revistas habían escrito: "¡perro! ¡Suelte a ese hombre!" lucas hizo un bollo con el collage y lo tiró a la basura.
- se le cagan de risa los pendejos del edificio. Lo tienen de punto.
(luis vivía en uno de los departamentos de monoblock de la ciudad)
Lucas tomó el control del video y puso play. Telma y Louis estaban a punto de saltar por el precipicio, Harvey Keitel corría en cámara lenta.
- la compré por la canción.- dijo Luis.- pero ni la ponen.
- ¿cual canción? ¿La de Fito Páez?
El hombre asintió. Alberto se encogió de hombros.

Luis paseaba perros, se ponía una gorra y una musculosa rosa que dejaba ver los brazos flacos, marcados y venosos. Lucas se acercó a la ventana, él vivía a pocas cuadras del edificio de su papá, y sabía que si se ponía en la ventana, antes de las ocho, lo vería pasar.
Días antes Lucas había llamado a su hermana Carola.
- a papá no le vendrían mal unos días en corrientes. Necesita otro aire. Está como si hubiera succionado un caño de escape.
- en este momento estoy con los nenes, la escuela.
- encima la tiene con que fue a Malvinas.
- ¿a Malvinas? si nunca salió de la gomería.
- ¿entonces?
- hasta diciembre no puedo.
Ahora Lucas estaba viendo a su padre pasar como al barrilete del collage que habían hecho esos pendejos de mierda.
- siempre te lavás las manos con papá.
- y vos con mamá.
- pero mamá era fácil.
- ¿fácil? mamá se disfrazaba de Sarah Kay. Iba al club de jubilados como Sarah kay. Un día la encontré en el sillón, besándose con otro viejo. Un viejo de mierda vestido de Sandro, con aliento a vino. Ella estaba vestida de tejana, lo peor es que creía que así se vestían las chinas del campo. Estaba muy confundida.
La voz de la mujer se quebró. Ahora Lucas se tapaba la cara para no ver a su padre.
¡Basta, papá! déjate de joder con la pendeja esa que te está sacando plata, ¿no sentís el olor a pis que tiene? tiene el pelo sucio y olor a pis. Y te saca plata, papá.

Luis marcó la característica de corrientes, después el número de su hija. Mientras esperaba abrió la puerta de su cabina y preguntó al encargado del locutorio:
- ¿no sabes donde arreglan zapatillas? las mías hablan.
Hizo una breve función de títeres con sus zapatillas.
- ¿papá?
- sí, Lucas me dijo que querías hablar conmigo.
La muchacha le preguntó por la chica de 17, por la plata de la jubilación y la pensión. ¿No te estará viviendo?
- empiezo a estudiar gracias a ella- dijo el hombre.
- ¿a estudiar?
- en la nocturna.
- pero si vos tenes el secundario completo, pá.

El primer sábado de cada mes los empleados del Carrefour se reunían en alguna casa a festejar todos los cumpleaños del mes anterior. Lucas y Alberto trabajaban en el mismo lugar, Lucas era encargado, Alberto cajero. Lucas había hecho entrar a Alberto.
- todavía siento que se me contrae- dijo Julio, uno de los cajeros de la sucursal de Hurlingham.
Otro desde el sillón dijo:
- por cien pesos te hacen eso. Podés denunciar al INADI.
- no creo que te den bola, esas cosas son para defensa al consumidor- dijo Alberto, mientras fotografiaba a Julio.- no llores.
Julio se tapó la cara. No soportaba la situación, horas antes lo habían hecho poner en fila, le habían pedido que se quitara la ropa en dos ocasiones.
- yo una vez tuve hemorroides- dijo el del sillón.- y también...
En ese momento alguien pateó la puerta de entrada. El del sillón se puso de pie, Alberto apuntó con la cámara al tipo que había entrado. Era el padre de Lucas.
- ustedes cobran como seis mil por mes- dijo el hombre- y no comparten nada.
Decía estas cosas mientras golpeaba el suelo con un cuchillo.
- ¡quiero plata! ¡Quiero 600 pesos! dame 600 pesos.- le dijo a Lucas que salía de la cocina.
Entre todos juntaron 600.
Luis llegó a una esquina y le dio el dinero a una chica que usaba indumentaria Adidas.

El lunes por el tarde Lucas y Alberto volvían del trabajo, ambos uniformados, cuando en una esquina vieron a Luis rodeado de chicos. Contaba que había visto el pezón de una chica en pleno centro porteño. Lucas corrió a los chicos y le dio un puñetazo al hombre. Luis dio contra la pared.
- es bueno peleando desde el piso- dijo un chico.
Pero lo único que hacía Luis era cubrirse.
- ¡BOMBA! ¡BOMBA!- corearon.
Y el hijo le dislocó la mandíbula al padre.
Alberto se encargó de llevar al hombre a la sala de primeros auxilios. Lo vendaron.
(¿Que le hiciste a papá?, me tenía tan loco que soñé que le daba un itacazo, pero le dislocaste la mandíbula, ¿como hace para comer? No tiene justificación lo que hice, pero él me robo, entró y me robo. Mandalo para corrientes.)
Alberto recostó a Luis en la cama.
- apagame la luz, nene- dijo Luis. Alberto lo hizo, después abrió la lacena, sacó un alfajor. Mientras comía el alfajor se acordó de que Luis le había enseñado a nadar. Luis también era un padre para Alberto.

Desde corrientes, Luis mandó una carta. Se había comprado una cámara de fotos de esas que sacan varías seguidas. Había fotografiado el taller de costura de carola, un árbol en medio del campo, la fachada de la escuela en que había hecho la primaria, un atardecer y de nuevo la fachada de la escuela en la que había hecho la primaria.
"acá los paisanos se levantan temprano, pero al mediodía ya cortan, dicen que descansan una horita y los agarra el atardecer.
Yo podría dedicarme a la albañilería acá. Son bien inútiles los correntinos, las paredes están todas arqueadas. El taller de carola está hermoso igual que los nenes, te mando fotos del taller." (Había fotos que mostraban el estado de las paredes y muchas del taller.)
"PD: me conseguí un perro, es un cusco, pero se sienta al lado mío en el monte y vemos el atardecer, parece que él también lo aprecia.
Ppd: te envío 100 de los 600 que me robé aquella noche. De a poco te lo voy a ir devolviendo. Pedile perdón de mi parte a tus amigos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario