lunes, 2 de mayo de 2011

Gitanas, ladronas, adivinas.

Una mañana mi viejo se tuvo que ir al banco. Nos dejó a mi hermana y a mis solos en casa. Mi tía no llegaba, ella era la que nos cuidaba. Con respecto a ella sentí muchas cosas, durante mi vida; cosas distintas.
Años después de lo que les cuento, pasó que mi tía llamó desde caballito, como pudo llamar desde flores o cualquier otra estación del sarmiento y dijo algo a mi mamá. Algo que no tenía nada que ver con lo que pasaría después, algo sin importancia, como las frases de los sueños. Mamá colgó y fue a casa de su madre, mi abuela. Cuando llegó había un grabador en el piso de la cocina y un poco más adentro mi abuela parecía dormida bajo la ropa de cama. Entendí, con los años que mi tía había sido la primera en verla y que no lo había soportado.
Pero volviendo a ese día en que nos quedamos solos Julia y yo...
Desayunamos salchichas crudas. Pusimos un colchón parado contra la puerta. El silbato del afilador nos daba miedo y teníamos que atrincherarnos.
Ella miró dibujos, no me puedo acordar de la canción de ese dibujo para silbarla.
A eso de las tres de la tarde, decidimos no seguir atrincherados y salir a pelear. Tomamos dos cuchillas, parecíamos dos irlandeses de pandillas de New York. Nos pusimos espalda con espalda en la esquina de casa. Los cuchillos golpeando el piso. Mi hermana miraba toda la cuadra, tenía un panorama más amplio y podía avisarme si venía alguien, en cambio yo tenía que ser rápido y certero si doblaba la esquina una gitana. No dar chances.

En nuestro legajo familiar las maldiciones gitanas, los robos gitanos y Dios existieron, existen.
Cuando mamá quiso destrabar cosas del matrimonio, mi tía trajo una gitana. ¿Saben que? esa gitana nos cuidó durante dos días cuando éramos bebés. Sí, nos hizo de nana.
Una gitana. (Esto fue dos años antes de la tarde de los cuchillos)
Mi vieja dice que la gitana la envolvió, que la mantuvo hipnotizada. Al tercer día mi vieja le pidió a la gitana que le tirase las cartas, y mientras le tiraba las cartas (estaba mi tía presente, ella había recomendado a la gitana) la gitana sacó una navaja y me la puso en el cuello. Se llevó la videocasetera... tan mala era mi conciencia que no me di cuenta de nada. Después mamá le mintió a papá diciendo que la gitana se había llevado la video para arreglarla. ¿Como te creíste eso?
No era bueno decirle a papá que mi tía había recomendado a la mujer que había dejado marcas en mi cuello.
Tiempo después de la muerte de mi abuela me quedé solo en casa y pedí una señal de Norma, las luces bajaron y subieron. Por esos días una maldición gitana provocó a papá una infección urinaria. (Tomen mi consejo: crean en las maldiciones gitanas, en las gitanas ladronas y en Dios. es un buen consejo y es absurdo negarlo.)
Mi viejo le negó un préstamo a una familia gitana y la gitana prometió una maldición, esa misma noche, papá se enfermó.
Me acuerdo que mamá fue a preguntar a mi tía porque no nos había ido a cuidar. Mi tía estaba tomando sol en la reposera, era la mujer más hermosa que conocía por aquellos días y siempre estaba tomando sol y pidiendo cosquillas en los pies. Apoyaba los pies en el caño de la pelopincho y pedía cosquillas en los pies a los que nadábamos.
Pero esa tarde mi tía no quería escuchar el sermón de mamá. Le respondió simplemente: nadie los va a cuidar como yo. Pagame como corresponde y voy.
Al fin y al cabo tenía razón. Ella nos cuidó hasta que un día mamá llegó antes del trabajo. Yo estaba en un jeep, con uno de los personajes de mad max y John Bon Jovi aullaba dentro de casa. Mamá entró y todos los personajes de mad max iban saliendo, uno de bigote me dijo: que feo se enoja tu mamá.
Me queda agradecer a Dios que durante la tarde de los cuchillos ninguna gitana haya doblado la esquina.

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