miércoles, 19 de septiembre de 2012

no leer, borrador

ENTREVISTA A COLUMBINE JOE: Nos pasamos días enteros mirando el techo desde todos los ángulos. Alfio no mira el techo; eso para él es de poeta maricón, él se cuelga de la barra, se esfuerza con las malditas mancuernas. J.D: ¿En que pensamos? En las letras. Son letras de amor, historias de amor, cosas que le pasan a nuestros fanáticos... ¿Que esperan?. Por más que hagamos simulacros de fusilamientos en vivo, y por más que provoquemos lluvias de fuego sobre la gente, lo que cantamos son simples canciones de amor; historias de héroes, o de chicos que trabajan en la basura corriendo atrás de un puto camión para conseguir plata y así poder ver nuestros recitales. Decir que alguien entra como un fantasma a una habitación es un lugar común, pero Stockman entró como un condenado fantasma (pediría disculpas por la blasfemia, pero como Stockman dice: "La blasfemia es un puto invento de la iglesia"). Stockman estaba pálido, demacrado, arrastraba el suero, como Tom Hanks en Filadelfia. Los rumores son ciertos, hermanos: ¡mierda! Stockman agoniza. Nos rompe el corazón pero es la realidad. Me puse de pie, para después ponerme de rodillas, pero él me pidió que volviera a sentarme. Estaba frente a Dios; le hubiera dado toda mi sangre sino fuera porque la mía es de humano ordinario, ademas de negativa. Stockman tiene otra cosa en las venas... Me pidió un cigarro. Joe, J.D y Alfio parecían tipos ordinarios al lado de Stockman. STOCKMAN: Voy a dar mi último recital... Lo escribo sin preludio porque fue así como él lo dijo, de no haber estado sentado me hubiese caído de culo, como ustedes ahora; ¡un recital después de diez años! Así de enfermo como está. Me apuntó con el dedo y dijo: primera fila para el chico. Que Al Kaeda me decapite para un show televisivo el 21 de diciembre... después de ese recital. Después de todo la vida no es una mierda. Stockman no anunciaba su despedida en una conferencia de prensa para un montón de multimedios poderosos; no, lo anunciaba para un aficionado de mierda con un grabador a cinta, un grabador prestado en una mano, un vaso de agua en la otra y el jodido estómago vacío. Stockman se acercó al mapamundi, lo hizo girar como una ruleta de azar, yo sabía lo que estaba haciendo, todos los sabíamos. Stockman: Tengo pasta para uno solo. Y va a ser en... (puso el dedo en el sur de Argentina); escribí este artículo como te salga (me dijo) y ponelo en tu revista hecha de papel doblado... la primicia es tuya. J.D y Joe se morían de ganas de cuestionarlo. De preguntarle en que pensaba, pero se quedaron mudos. Stockman se fue por donde había venido, lo esperaba un enfermero, un jodido enfermero irreverente. Hoy me llamó un representante para decirme el lugar exacto y el día. No será en un estadio ni tampoco en un teatro. Será en medio del campo, en el fin del mundo. Bajo un cielo colmado de estrellas, un cielo en el que volaran pájaros lobos. La fecha será el 20 de diciembre, el horario las diez de la noche. CAPITAL 36 grados, a las seis de la tarde, el 10 de diciembre. Muchacho tenía planeado llegar al sur con un día de anticipación y plantar bandera lo más cerca posible del escenario y defender el puesto a muerte. Los vagabundos del lugar conservaban los tachos que en invierno usaban para calentarse, ahora los llenaban de agua. Los vagabundos estaban recostados en reposeras y en colchones podridos. Uno de los vagabundos exhibía un pene desmesurado, como la trompa del Oso Hormiguero de Henry Mancini. Muchacho se preguntó por qué no hacía nada la policía. No tenía ningún afán de orden, ni deseos de que metieran preso al pobre tipo, era simple curiosidad. Muchacho buscaba una entrada al subte. Miró para un lado y para otro. No encontró un solo kiosco enrejado o con vidrios blindados. Solamente un puesto de Coca Cola abandonado. Capital, dijo. Como Van Damme había dicho America, al llegar a Nueva York, en Corazón de León. Esa era la mejor película que Muchacho había visto. Y el barrio de Once el lugar más miserable que había conocido. - Ey, amigo. Sabía que en Buenos Aires no había nada menos amistoso que un “Ey, amigo” Sí, no había sido bueno pararse a ver la guía T en esa calle. Muchacho tenía tiempo de mirar, y pensar a pesar del apuro… ¿qué hace ese tipo con pulóver un día como hoy? ¿Es la droga o la falta de comida? Mierda, que mundo de mierda. - ¿Qué traés ahí, amigo? No estás en condiciones de exigir nada… Los vagabundos de los colchones empezaron a pararse. Un vagabundo de unos cuarenta también se paró, seguro era el papá de las dos nenas que se habían quedado en el colchón. Muchacho se miró las uñas para evitar contacto visual. Sintió algo que pretendía ser un golpe, en el pómulo, se lo había dado un chico desde atrás. En un chasquido los tuvo a todos encima y con un movimiento se los sacó a todos de encima. Cuatro vagabundos frente a él. Uno con un cuchillo de cocina. Nunca humilles a un padre delante de sus hijos, la voz de Eiji. -Hoy quiero morir- dijo el del cuchillo. Las dos nenas miraban desde el colchón. La cuadra era larga, y estaba techada, columnas sostenían los toldos. Cuanta buena arquitectura y cuanta miseria. El brazo del chico del cuchillo resultó de plastilina. El cuchillo cayó con un clank metálico. Muchacho estuvo por juntar el cuchillo cuando el padre de las nenas lo tacleó. Las rodillas del hombre oprimían los antebrazos de Muchacho. Alguien le alcanzó el cuchillo de cocina al hombre. Transpiración en la cara del hombre, seguridad en los ojos de Muchacho. Sostiene las muñecas del hombre. Nada difícil… hasta que los ojos del hombre ¿cambian de color? Mierda NUEVAS FUERZAS. Logra Muchacho torcer la muñeca del hombre y cambiar la dirección del cuchillo. La hoja se hunde centímetro a centímetro, primero rompe la tela de una camisa vieja, después la piel, cruje algún hueso. El hombre se levanta con el cuchillo clavado. Hubiese tapado el sol, pero no había sol. Muy cerca de la cabeza de Muchacho pasó la rueda de un coche. Muchacho se levantó. Me gustaría dejarles unas monedas para que puedan curarlo, pero no estoy muy lejos de ser uno de ellos… - ¡No se lo saque! No se saque el cuchillo, vaya al hospital. Pero el hombre no hizo caso y al rato se derrumbó. Muchacho se alejó por la galería de columnas. Sentía la mirada de las niñas, la mochila pesada con los víveres para acampar, y una canción de Columbine en el viento… Eran los derrotados…los olvidados ahí tirados… la vida es un juego… esa es una frase acuñada por los que inventaron este juego… ¿Qué había pasado en los ojos del tipo? ¿Habían cambiado de verdad? AMOR A PRIMERA VISTA Raimundo se enamoró de la chica a primera vista y digámoslo para no crear misterios inútiles: la chica gustó de él pero afuera del minimercado espera el novio de la chica en un cupé Chevrolet azul metalizado que brilla por la luz del sol. la chica compró Pindapoy y un pack de latas de cerveza ponía las cosas en el mostrador cuando Rai entraba haciendo sonar el tling tlang de la puerta él se quedó con la boca abierta al ver a la chica. no pienses estupideces, Cody (se dijo) no es para voz… el de la cupé es su chico y vos sos un barrendero que usa la bicicleta de una amante… fue hasta la nevera liviano de equipaje, en pocas palabras: no lleva ni siquiera un buso colgado a la cintura. - vas a Columbine? Quería agua bien fría… y podría recargar una y otra vez la bot… - vas a Columbine?- de nuevo la voz de la chica. - S… Sí…sí, a Columbi… Columbine… - Ja, Columbine- se burló de la pronunciación. - mi inglés da un poco de asco… - con mi novio vamos para allá…y nos sobra lugar en el coche, eso sí, la parte de atrás no tiene ventanillas ¿sos claustrofóbico o algo de eso? - nada de eso pero viajo con muy poca plata. - nosotros también. Si hubiera que pagar entrada no hubiésemos podido ir. no podríamos pagar nuestro propio rescate aunque nos pidieran tres pesos pero conseguí un plástico (mostró una MasterCard) no creo que tenga mucho crédito pero para el jugo, las cervezas y el hielo… Raimundo pagó lo suyo y salieron… el novio de… -Pamela- se presentó ella. dormía en el coche. Raimundo se presentó: - Cody. - Cody? qué nombre es ese? - por un video juego que se llamaba Final Fight. ella abrió el maletero y destapó la heladera de telgopor y vació la bolsa de hielo adentro y metió las latas y el jugo quemaba el asfalto hombres de traje llenaban los tanques del coche en los surtidores chicos jugaban adentro de los coches mientras sus papás cargaban nafta mujeres se miraban las ojeras en el retrovisor un vagabundo se lavaba los sobacos con una canilla Pamela sacudió la cabeza de su novio - pasame la trincheta de la guantera- le dijo- y andá al baño que después estás que te cagás en la ruta… el chico mira a Cody por el retrovisor (Cody metía la cabeza adentro de la nevera portátil) - ¿quién es?- pregunta el chico a la chica. - va a Columbine. - no me dijiste nada… el chico se baja del coche se acomoda los pantalones y va hasta el baño - yo puedo seguir viaje solo- dice Cody- no es problema. - vos viajas conmigo, chico lindo del Final Fight. a Cody le resvalaba lo que pensaran de su personalidad ¿quién podía saber algo de la personalidad de otro? pero del cuerpo, eso sí estaba a la vista, que alguien le dijera LINDO, eso sí valía la pena. el chico volvía abrochándose los botones del pantalón. - Guillermo, Billy para mis amigos. Cody y Billy se dan la mano. Se miraron, ella los miró. Entraron al coche, antes de subirse Billy palmeó con amor el techo del cupé y besó la chapa sin importarle que ardiera la chapa. Al primer contacto de llave el motor rugió haciendo vibrar los vidrios del autoservicio… todos los que estaban en la estación de servicio giraron la cabeza. - miren esta belleza, que se va. Destapá un porrón, nena. Pamela lo intentó con los dientes pero usó el destapador. - gracias por este aventón- dijo Cody. - Cody, aventón… usas palabras muy norteamericanas ¿demasiado cine? - aventón no es una palabra norteamericana.- dice Billy. - cine no, algunos videojuegos… Este tipo tiene el mejor coche y la mejor mujer que haya visto pero la verdad es que me veo mejor que él… - Cody, ¿querés un trago? - es así, a veces no escucha cuando le hablan, ya le pasó en el mercado cuando le pregunté si querían venir con nosotros. Pero es un buen tipo, me convida de su cerveza, me lleva en su cupé, así vamos a llegar a tiempo para ubicarnos cerca del escenario… voy a contenerme y en cuanto pueda me voy a separar de ellos. - Gracias- dijo Cody y dio un trago. Era una cerveza mediocre pero bien fría. - a mi, tan fría me hace doler la muela tengo un puto agujero que me hace sudar. – dijo Billy. - La vida no es color de rosa, mi amor- dijo Pamela. Pasaron un semáforo en rojo.

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