miércoles, 6 de enero de 2010

Paseos

Yo vi los campos reflejados en los ojos de las mellizas Sossiur. Y fue justo antes de la cosecha de trigo.
Y también prendí fuego el tronco del árbol que Ezequiel Lopez había trepado para evadirse de Dino. Dino mostraba los colmillos, en la copa el muchacho sollozaba, las llamas subían de a poco. Yo esperaba.
Para las caminatas me calzo la gorra, la escopeta que es un adorno viejo, desencadeno al fiel Dino, y aunque ya no es frecuente que los chicos bajen de los coches para hacer pis en la banquina o al costado del camino de tierra, igual llevo algunos caramelos caseros en el bolsillo.
La naturaleza es una cosa buena.
En el paseo de hoy, encontré -porque salió a flote- el cadáver de Rotchen.

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