domingo, 10 de octubre de 2010

Viaje

José viajó a corrientes después de cincuenta años. Con esto de la reactivación pudo comprarse una cámara de esas que toman muchas fotos al hilo. De corrientes trajo frutas de todo tipo; mandiocas, yucas y esos cocos chiquitos que se crían bien alto. Allá, en corrientes hay mucho campo, hermoso campo, pero no plantan nada. Los terrenos están con sucesiones y cosas legales. José visitó la escuela en que había hecho la primaria y sacó fotos. Una foto mostraba una ventana que estaba igual que hace cincuenta años, eso dijo José.
Y no sabe si por inútiles o por vagos los paisanos dejan venir las casas abajo. Las paredes están derruidas, vencidas. ¿Y, porque no se quedó allá José? no se quedó porque acá tiene muchas paredes a medio levantar, no es ningún tipo de metáfora, tiene varias obras sin terminar. Pero tiene pensado vender acá e irse con algunos pesos. Allá trabajaría como albañil. Los paisanos se levantan temprano pero antes del mediodía ya están charlando y, como mucho, te ponen un ladrillito más. Después se comen un buen asado y descansan una horita, eso dicen, pero los agarra el atardecer y hasta el otro día.
Si va a volver o no José a corrientes es algo difícil de saber, pero se trajo muchas fotos, una seguidilla de fotos de campos sin sembrar, de paredes arqueadas, del taller de ropa diseñada por su hija, la foto de la fachada de su escuela, y la foto de la fachada de su escuela de nuevo pero esta vez durante la caída del sol, creo que ese era el ojo de la hija.

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