sábado, 20 de noviembre de 2010

Matías

Voy a darte un par de golpes bajos, te lo advierto. Por otro lado espero ser fiel y no dibujar.
Hace pocos días vi una película que acá tradujeron como "decisiones extremas", ya sabemos como son los traductores de títulos. Ases calientes, atrapado sin salida. No importa, la cosa es que hace un par de sábados me puse a ver una película que se llamaba decisiones extremas. Contaba la historia del tipo que creó la fundación que para la lucha contra el síndrome de pompe(busqué en internet algo sobre este sindrome). El protagonista tenía dos hijos que padecían el síndrome. El tipo lee en Internet que los chicos con esa enfermedad viven unos ocho o diez años, se detiene a pensar; su hija mayor tiene 7.
Al día siguiente su hija tiene un ataque que le impide respirar. El hombre mira a la nena a los ojos y decide buscar la solución. Encuentra a un científico (Harrison Ford, que está muy bien en su papel, tan bien como en aquel papel de policía futurista. me acuerdo de Ford escupiendo sangre en la pileta de la cocina. un largo chorro de sangre, como un chorro de tabaco). La cosa es que el tipo encuentra al científico. Se entera de que la investigación contra el síndrome de pompe no está siendo financiada, porque no es algo lucrativo. (Un profesor mío nos hablaba de ese lado de la ciencia. si una investigación no es lucrativa, no se hace.)
Pero les decía que el protagonista llega a conocer al científico. El científico es un tipo de pocas pulgas, un tipo que toma cerveza en porrón, vive en un rancho que se cae a pedazos; y se va de pesca solo, una vez cada tanto. Y no recibe un solo peso, de parte de las instituciones, para su investigación.
El padre de los chicos empieza una larga odisea en busca de fondos. Pide plata a amigos, préstamos bancarios, adelantos en el trabajo, etc. pero así y todo es muy poco dinero. Mientras tanto el científico trabaja. Y la película se vuelve demasiado informativa, por eso dejé de verla. Tanta información satura, la investigación debería ir de fondo. Debería prevalecer lo humano, pero en el tramo de la película que yo vi, prevalecían los datos y las estadísticas. Así que no era para un sábado a la noche y dejé de verla.

Vivo a tres casas de una familia, que tiene un chico con el mismo síndrome. Conozco poco a ese chico. Se llama igual que yo. Cuando llegué al barrio, doce años atrás, el chico era un bebé.
Lo vi jugar más de una vez con la pelota. Una vez con una pelota de playa. Estaba en pañales y hacia rebotar una pelota de playa.
Lo vi pasar varias veces para la escuela. Pero en los últimos años faltaba más de lo que iba. Algunas veces iba solo, o con amigos, otras lo llevaba la madre.
Una vez lo vi venir de frente y llevaba dos tubitos encintados metidos en la nariz. Ahora lo veo siempre en silla de ruedas. (Hago un paréntesis para contar algo que me hace sentir imbécil. una vez me crucé con el padre, los dos bajábamos del tren y veníamos para el mismo lado, así que nos vinimos juntos y charlando. yo tenía 17 y me las daba de maduro, hablando de la realidad del país, y en un momento dije una frase estupida, algo así como "¿que va a ser del futuro en este país? ¿Que va a ser del futuro de tu hijo?" ahora, mientras escribo me acuerdo y me siento estupido de verdad.)
Hace poco vi pasar a Matias (así se llama el chico), con traje para recibir su diploma de noveno año. Espero que no haya tenido que soportar mucho discurso acerca de su fuerza de voluntad. Aunque calculo que a esta altura ya debe estar acostumbrado.
Me enteré que hay días en los que se le dificulta respirar y esos días viene el SAME. No creo que uno se adapte a eso por más que lo haya padecido desde que se tiene uso de memoria.
Una cosa más y ya está. Un día, estaba oscureciendo y yo venía del supermercado y Matías, pateaba una pelota. Casi todo su cuerpo estaba rígido pero su pierna se movía como látigo. La pelota sonaba contra la pared. En un momento cambió, en lugar de tirarla contra la pared la tiró hacia la calle y la pelota quedó entre unas ramas. Fue un tiro furioso, con algo de efecto. Dejé las bolsas en el piso y me trepé para alcanzarle la pelota. Bajé con la pelota y nos estrechamos la mano. No hubo ningún problema para eso.
El árbol, el anochecer, la pelota y nosotros estrechándonos la mano.

Imagino el final que habrá tenido esa película que dejé de ver. Un final para taparse la cara y largarse a llorar.

domingo, 14 de noviembre de 2010

agujas, porro, estrellas, un cerdo flotando...

¡Mi tía es una narradora de la puta que lo parió! si yo le pusiera un micrófono o le diría que me dicte, ella se pondría solemne y arruinaría todo, como el paisano que pintó el ranchito cuando le dijeron que lo necesitaban para filmar una película. Por eso la dejo hablar naturalmente y después transcribo, intento recordar, ser fiel.

Hoy me contó de la vez que fue a ver a Waters. Lo vio en platea alta, con el sonido saliendo de las butacas. No sabe de donde salía. En realidad no sabe demasiado de ese día. Sabe que los músicos estaban algo rígidos en el escenario (se para un poco como los músicos mientras lo cuenta) se acuerda también de la gente mirando al cielo en busca de algún helicóptero.
Se acuerda de los señores caños. Se refiere a los canutos de marihuana, a los porros. Estaban los tipos con los hijos, los tipos eran señores, pero se prendían su porro. Nada de mezcla, buena calidad; porros envueltos en papel de coco. BUENA, buena yerba.
Se imagina, se pone en la piel del que estaba en primera fila. Esos salieron culo para arriba, dice. Los de primera fila salieron culo para arriba, mas culo para arriba que ninguno, pero todos estaban culo para arriba. Cuando dice esto los imita. Imita a los que salieron del recital. Los imita abordando los colectivos en Núñez. Los imita preguntando la tarifa, e imita al colectivero diciendo: "1,50" y al espectador diciendo: "¿ah? si"
Y se pone de nuevo en la piel de los de primera fila. Porque en un momento empezaron a salir estrellas de la pantalla.
Dice que le preguntó a su amigo (el gordo Elsus): "¿están saliendo estrellas de la pantalla?" y el gordo: "¿ah?, eh, si, creo que si"
Para los de primera fila había champagne, estrellas, merca, aguja. Les daban aguja y faso a los de primera fila.
Reflexiona: "te matás laburando 400 años, sin joder a nadie, un gusto tenés que darte" y como si pensara en mi, dice: tampoco necesitas fumarte uno entero, es más, no necesitas fumar. Ya con el humo quedás culo para arriba. Estás en atmósfera.
Después del recital, con Elsus, se comieron un asado al horno. Un asado completo. Justo ahí se acuerda del cerdo que flotó, durante todo el recital, sobre el estadio.
Repite algunas cosas: los tipos caminando, marchando desde el estadio a los colectivos, todos tiesos marchando. Tiesos subiendo a los colectivos. Las estrellas saliendo de la pantalla, las agujas en bandeja...

La vecina del C

Me acuerdo de la vecina del C. Había tres departamentos, nosotros (mi familia) vivíamos en el A. en el b estaba Elsa, la señora de las ratas (de ella voy a hablar en otra ocasión) y en el C siempre había distintos vecinos. Estuvo Anita, que fue la primer vieja arteriosclerótica que conocí; se pasaba el día queriendo matar a las hormigas con agua; cuando no pasaba el basurero volvía a meter la basura en su casa, etc. Me impresionaba mucho ver a una mujer en ese estado, no sé porque aunque algo intuyo (pero también en otra ocasión).
Después estuvo el gordo falopero. Los amigos del gordo andaban por los techos. Uno de ellos me robó un par de zapatillas carísimas (las más caras que tuve en mi vida). Una noche de verano las saqué para que se ventilen, las puse sobre la parrilla y a la mañana ya no estaban más. Al poco tiempo - por suerte- el gordo falopero desapareció (una vez, en otra ocasión).
Después del gordo (creo que hubo alguien entre medio, un tipo solitario, pero no puedo acordarme casi nada) después del gordo vino la tetona. Nunca supe el nombre de esa mujer, de esa vecina quiero hablar un poco. Esa vecina tenía unas tetas impresionantes, nada seductoras. Quiero decir, a mi no me gustaban en absoluto, a lo mejor porque era muy chico, no sé. Es más, ahora me preguntó como hacía para soportar semejante carga. Conocí, en la adolescencia, muchas chicas que tenían que sacarse pecho por problemas de cervical, pero a la mujer del C, parecía no afectarle.
La mujer se pasaba el día con los brazos cruzados sobre los pechos, mirando al marido que siempre estaba lavando un Renault 12 rojo. El 12 estaba impecable, pero el tipo igual lo lavaba y lo pulía.
Mi vieja decía que el tipo (el marido de la tetona) era un milico de mierda. Un milico vago y que iba a gastar toda el agua del tanque (el tanque que compartíamos los tres deptos). Y era cierto, había problemas serios con el agua. Pero el milico (yo le digo militar, milico es un mote despectivo que usaba mi vieja, porque odiaba a los militares. siempre estaba creando estereotipos de militares, los pintaba cobardes, maltratadores de mujeres, impotentes, etc.) el milico pasaba seis meses con la familia y seis en la base vicecomodoro Marambio.
Una noche de principios de diciembre, mamá y la tetona tuvieron una reunión. Ellas dos solas, algo digno de verse. Dos mujeres con nada en común. Mi vieja, una beatlemaniaca, enferma de George sobre todo. Mi vieja tiene (actualmente) un santuario para George en la mesada del lavadero. Fotos de George, velas, fotos de George con Paul y linda, fotos de George solo y joven, fotos de George en la época del gurú, fotos de George ya enfermo, una foto muy mística corona el itinerario. En los cumpleaños mamá le prende velas a George y también a John, pero sobre todo a George. Esa beatlemaniaca se reunió con una noche con la mujer del C, la que elegía la disciplina militar.
La cosa fue así (es una historia sencilla, no esperen demasiado), una noche de verano mis viejos tuvieron una pelea dura. Entonces mi viejo agarró alguna de sus cosas y se fue. A mi me hacía muy bien que estén separados. A pesar de los problemas económicos, siempre que papá se iba pasábamos un poco de hambre. Pero así y todo estaba bien. A mi vieja no le hacía bien esto de papá. Ella lo quería y creo que a pesar de que llevan un tiempo divorciados (y años de maltratarse) ella lo sigue queriendo. Él a ella ya no (creo).
La cosa es que en esa calurosa noche de verano, papá se había ido y con mamá veíamos la misión. Robert de Niro intentaba llorar, pero a él nunca se le caen las lágrimas, es un actor impresionante (¿quien va a cuestionarlo?), pero no le caen las lágrimas. De la película me acuerdo de eso, de de Niro llorando, sentado en una piedra; me acuerdo de la música, de cuando hacían "firmar" algo a un aborigen ¿o era que le ponían la mano sobre la mesa para cortársela? y me acuerdo que mi vieja no podía concentrarse así que salió a la calle. En la calle también estaba la vecina del C. me distraje de la película por un momento, intentaba escuchar de que hablaba mi vieja con la vecina del C, pero no podía. Pensé que no tendrían nada de que hablar sin embargo no dejaban de hablar. Mamá entró y puso la pava en el fuego, la vecina del C aportó galletitas. Abajo del tilo, que estaba en la vereda de casa, se pusieron a hablar de gente que conocían, de lugares que habían visitado alguna vez. La tetona le dijo a mamá aquello de que el marido pasaba seis meses en la base Marambio, y que esos seis meses habían empezado la noche anterior. Ahora me doy cuenta lo que las unió esa noche. Estuvieron juntas hasta la madrugada. Yo salí y le avisé a mamá que me iba a dormir, ella me dijo que estaba bien, y se quedó hablando con la vecina del C. Esa noche tuvieron algo en común.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Tía

Mi tía está pasando un buen momento. Cuando habla de mi se le humedecen los ojos. Llora. Y eso me gusta. A quien no le gusta que alguien se emocione al hablar de uno. Me dice que me tiene "allá" y su mano se recorta en el cielo limpio. Mi tía está pasando por un buen momento. Si me preguntan, ahora que estoy relajado, les digo: está mejorando con respecto a su vida anterior. En su vida Anterior fue amiga de Pappo, se los juro. Vio todos los recitales, nada de banditas improvisadas de garaje. Un día estaba en un bar de capital y apareció la iguana. Tiene fotos con Ozburne, con los de Scorpions, con cada uno y con todos juntos. Tiene una púa de Steve Vai y- aunque no me crean- una de Flea. Para ella Flea no representaba gran cosa, pero tiene su púa. En su vida anterior había cosas como esas pero también había otras cosas. Cosas que no eran tan buenas.
Ya no va a recitales; vive en una casa de campo con un muchacho que tiene mi edad. Hay vacas, caballos, toros; cuando ve un toro dice: mirá ese chabón. Es algo raro.
Hoy empezó un curso de panadería y vino a traerme pan caliente. Me trajo una baguett (?) con chicharrones; una cremona, un cuernito. Todo humeaba. Mientras comía los panes pensaba en escribir estas cosas.
Ella mejoró con respecto a su vida anterior.